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Diccionario de Bienes Culturales
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5.4. Objetos de expresión artística
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Término: Miniature painting (2)
Miniatura (2)
ca
Miniatura (2)
gl
Miniature painting (2)
en
Definición
Pintura* delicada de pequeñas dimensiones, presentada con una ejecución minuciosa y realizada desde el siglo XVI al "gouache" sobre vitela o desde el siglo XVIII también sobre láminas de marfil, o bien al óleo sobre chapas metálicas o cartulinas. Puede estar encuadrada o decorar una caja, una joya o cualquier otro objeto. Habitualmente se trabajaba con soportes de pequeñas dimensiones, desde 15 a 20 mm. hasta los 200 mm. de altura, aunque en el siglo XIX se pueden encontrar ejemplares de mayor tamaño (hasta 500 mm.).
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Nota de alcance
El término miniatura deriva del verbo latino "miniare", tal y como se recoge en la primera edición del "Vocabolario degli Accademici Della Crusca" (1612). Durante el siglo XVI recibió distintas denominaciones. En Inglaterra se conocía como "limning" y en Francia se denominaba "alluminare", verbos procedentes del latín medieval "lymne" (variante de "lumine") y su sinónimo "iluminare". Todas estas palabras relacionan la pintura de miniatura con la iluminación* medieval, ya que técnicamente deriva de ella. En Inglaterra y Francia la miniatura se independizó del códice durante el primer tercio del siglo XVI. Los primeros artistas que la practicaron fueron iluminadores como Lucas Hornebolte (1490-1544) y Levina Teerlinc (1510-1576), creadores del tipo retrato-miniatura del periodo Tudor. La influencia de Hornebolte llegó a Francia a través de Jean Clouet (1480-1541) y de su hijo François (1510-1572). En España, el paso de la iluminación a la miniatura debe personalizarse en el pintor toledano Diego de Arroyo (1498-1551), iluminador y pintor de Isabel de Portugal y del príncipe Felipe, del que también fue rey de armas.
En general, en la miniatura se pueden establecer dos estilos: "Stirling" (punteado) y "hatching" (tramado). El primero consiste en un punteado regular realizado con colores espesos, fue el más empleado y el que dominó a partir de 1770. En España, el punteado se introducirá con las obras de Giorgio Giulio Clovio (1498-1578) y con la de otros artistas italianos como Giovanni Battista Castello (1549-1639), siendo adoptado por los iluminadores del "scriptorium" del monasterio de San Lorenzo de El Escorial, sobre todo por fray Andrés de León y fray Julián de la Fuente del Saz. El segundo de los estilos, también llamado "maniére large", se caracterizó por largas pinceladas y colores muy líquidos, apareció hacia el año 1780 en la obra de pintores como Cornelius Höyer (1741-1804), Niclas Lafrensen (1737-1807) y sobre todo en la de Peter Adolf Hall (1739-1793).
En cuanto al género, el más conocido de la miniatura fue el retrato; tanto en su faceta privada, a veces pícara; como en la pública, de Estado; aunque también se pintaron asuntos religiosos, mitológicos, alegóricos, históricos y heráldicos. En España, el retrato-miniatura surgió en el siglo XVIII con la llegada de Felipe V, pasando a ser un objeto esencial en los cortejos de este siglo, elemento de lujo, de ostentación o de lucimiento. Asimismo, desde el siglo XVI y hasta la primera mitad del siglo XIX, las miniaturas alcanzaron una "función de Estado", siendo consideradas como uno de los más estimados obsequios de intercambio entre las cortes europeas. A partir de 1855 comenzó el ocaso de la miniatura a favor de la fotografía*. Numerosos miniaturistas abandonaron los pinceles por la cámara fotográfica*, otros pasaron a formar parte de gabinetes fotográficos, donde se dedicaron a miniar las imágenes. Con la llegada de la "carte de visite"*, el retrato se industrializó y la miniatura desapareció, tan sólo sobrevivieron algunos de sus artistas como uno de los últimos miniaturistas españoles, Antonio Tomasich y Haro (1815-1891).
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Referencias bibliográficas
[Espinosa Martín, M.ª C. (1999), pp. 97-101]
[Espinosa Martín, M.ª C. (2011), pp. 1-16]
[Labarre, A. (2002), pp. 47-48]
[Melero Moneo, M.ª L. (2005), pp. 27-28]
[Meyer, F. S. (1994), p. 758]
[Monreal y Tejada, L. y Haggar, R. G. (1999), p. 263]
[Ocampo, E. (1992), p. 143]